28 julio 2011

Espero

Aquellas noches en donde las cacerolas se llenaban de amistad con ají morrón; esas tardes de mate y medialunas hasta reventar y risas al por mayor, aquellas mañanas en las que un timbre ruidoso me encontraba todavía en pijama.
Dos sonrisas que al abrir la puerta de casa se convertían en abrazos de esos que nunca se olvidan.


La mayor parte de las veces el tiempo obliga a pensar. Todos somos en el viento, y nadie puede saberse juez ni verdugo cuando juega el corazón. El dolor es sabio, por algo no es eterno, así como tarde o temprano todas las heridas sanan de algún modo.

Cada tanto espero ese ceder de cada uno, esa charla pendiente en donde yo no cuento ningún cuento, solo espero al otro lado de la ruta que al volver a abrir los ojos, me encandilen dos sonrisas y un volver a empezar.



Resumen en otoño


En la bóveda de la tarde cada pájaro es un punto del recuerdo.
Asombra a veces que el fervor del tiempo
vuelva, sin cuerpo vuelva, ya sin motivo vuelva;
que la belleza, tan breve en su violento amor
nos guarde un eco en el descenso de la noche.

Y así, qué más que estarse con los brazos caídos,
el corazón amontonado y un sabor de polvo
que fue rosa o camino.
El vuelo excede el ala.
Sin humildad, saber que esto que resta
fue ganado a la sombra por obra de silencio;
que la rama en la mano, que la lágrima oscura
son heredad, el hombre con su historia,
la lámpara que alumbra.

Julio Cortázar
Salvo el crepúsculo (1984)

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