21 diciembre 2010

Es curioso que tanta, pero TANTA gente,
tropieze más de dos veces con la misma piedra.

Pero que parte es la que no aprenden, eh?

16 diciembre 2010

He

Supe secarle las lágrimas cuando se sintió devastado,
quiero creer que estuvo mi mano cuando no vio más que oscuridad.

Y cuando se fueron los rayos y los relámpagos y las tormentas y las lluvias y las nieves, todo eso se olvidó, como se olvidan las cosas que no tienen mucho sentido.

Difícil es hablar con los ojos, cuando no te dejan mirar.

Y entonces cada vez que me hablaba, una fuerza interestelar le apretaba la garganta. Como si una especie de asfixia mental lo sucumbiera de pé a pá. Ella aparecía entre sombras como esos dibujitos animados de terror.
Decidí retirarme en silencio por no estallar en un acto de sensatez emocional, solo porque nunca quise tomar parte en el asunto. Y así fue que extrañe cada cosa de ellos dos.

No entendí en que momento los polos se intercambiaron. Ni cómo.
Lo único que pude definir, fue que no era falta de sentimiento, sino opresión la que impedía el flujo natural de las cosas.
Y ahora no sé si entiendo yo.

Pero sé que el me entendío a mí.

She

Dicen que ella tuvo mala suerte, pero yo, que siempre creí que la suerte es el pretexto de los perdedores, pienso que el problema es que no quiso elegir.

No quiso que la quieran bien, y por miedo a quedarse sola pudo conformarse con su pasado por no asumir que la soledad era más honda con él a su lado.
No quiso perdonarse a si misma, y se tortura todas las noches pensando en su castillo de naipes todavía de pie.
No quiso aprender de sus errores y se sienta en la mesa con un parche en el ojo y otro en el corazón.
No quiso valorarse, ni quiso entender que con la frente un poco más alto hubiese visto más clara la senda.

Cuando creyó que no estaba equivocada, mostró su escalera real, y desapareció el mundo en burbujas de un demi sec barato. El efímero dulzor que termina el trago con un gusto rancio de fondo.

Yo comprendí sus dudas, más no justifico sus actos.
Y sus pupilas siempre fueron las más negras que conocí.

No quiso correr, no quiso saltar, no quiso o no pudo confiar en los demás.
Y siento su angustia en mi sangre, porque la quiero.

Aunque tampoco quiso confiar en mí.