Hay un inmenso talud que gira, oscila, atrae, imana.
Hay un salto póstumo que invita a enterrar el pavor.
En un acto de osadía obligada, el lado más austero de la permanecia se hace añicos contra las líneas del mundo, y la proximidad -de los cuerpos y las salivas- baña la totalidad del entorno de vértigo.
Kirstine Roepstorff, Pink, 2004, Courtesy Christina Wilson Gallery