Siempre estás en mi vida,
Lara,
en forma de Paula,
en forma de Luciana,
en forma de Aimé,
en forma de Belén.
Tu nombre no importa
fuiste confidente
fuiste salvavidas
caballito de batalla
siempre espalda con espalda
tus ojos en mi nuca
mis ojos en tu boca.
Lara libre, contagiosa,
terremota, huracanada,
consecuencia de mi causa.
Prisionera, atrapada por tus miedos,
incapaz de dar el paso
que te saque de ese mapa
de coordenadas borrosas.
Lara atenta,
Lara serena.
Tu voluntad de salir
de ese eterno entorno gris
cómodo y tentador,
se quiebra
y el fracaso te da la mano
y te sumerge
en el sargazo del mar.
Y una vez por semana (quizás dos)
tu temple se desarma
y se escucha crujir en el sigilo.
Lara:
te quise y te quiero,
aunque siempre supe que un día
ibas a huir de mí
y huir de vos
y de todos
Porque vos también tenés tu Ayelén,
a veces en forma de Carla,
en forma de Lucía,