29 enero 2019

Esa vez

Él la doblaba en años,
ella en elocuencia.
Su moral clavó los frenos justo cuando
- Podrías ser mi padre.
- Pero no lo soy.
Quiso besarla pero
ella no sonrió.
Una brisa detuvo las agujas del reloj
para elevar
dos centímetros de su pelo
justo cuando inclinó la cabeza
para mirar su muñeca
y era tarde.
Bajó del auto.
Cerró la puerta.
No miró atrás.




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