26 junio 2015

Una señal

¿Por qué conservarías tantos meses esa carta sobre el escritorio?  La pregunta te sonó violenta, casi sentiste que te abría la puerta mientras estabas en el baño. Creeme que mi naturalidad fue sincera, que sólo me preguntaba porqué conservarías una carta de amor ahí y no en un cajón, por ejemplo. Entonces supe que era la misma vieja historia de siempre, la historia de quien no quiere soltar lo que ya no da para más. Creeme que mis intenciones eran buenas, y que tu cara de espanto al ver mi mano sobre ese papel fue la señal ineludible de que tenía que huir. Huir y pronto, de quien se ata a un pasado y se condena a si mismo a vivir de la nostalgia de añorar lo que pudo ser y no fue. Creeme que dejé la carta apoyada en el mismo lugar donde la encontré solo porque respeto la vulnerabilidad de la desnudez. Me quise reír de ternura, pero en lugar de risa, no hubo nada.