04 agosto 2010

Thriller

Cuando la venda que tapa los ojos

se transforma en una máscara de hierro,

y no alcanza con el consuelo

de excusas guardadas en un viejo cajón.

Cuando el recuerdo se vuelve claridad

y derriba como un tsunami en el medio de la médula,

es necesario enfrentarse a uno mismo,

esa batalla contra la propia sangre,

eesgarrarse la piel y fluir en el río.

Dejarse llevar por la corriente no es rendición:

es el proceso necesario para transformarse.

Es enfrentarse contra un espejo imaginario,

proceso mediante el cual se nace y renace.

Donde no existen relojes ni tiempo.

Donde no hay marcas terrenales.

Donde los pasos son involuntarios.

Donde el silencio corrompe hasta el mas vil de los gritos.

Donde no hay gloria que se lleve la pena.

Es preciso tener los ojos a 2 cm del asfalto,

si se quiere, mil veces,

para poder pararse y sentirse vivo.